
Debemos mirar el tipo de construcción y los materiales utilizados para tal fin como: Madera, ladrillos, adobe, lámina, cemento, etc.

Pondremos especial cuidado en el estado de las estructuras de la casa como: Paredes, columnas, marcos de las ventanas y puertas, cañerías, etc.

Observar el estado de mantenimiento de todas las instalaciones: gas, energía y agua.

Remover o ajustar el mobiliario que puede obstaculizar las salidas de emergencia.

En nuestra comunidad debemos tener en cuenta y revisar muy bien donde está ubicada nuestra casa, en qué sector, contra qué o quiénes colinda, y mirar el terreno para así poder tomar apuntes o notas de qué nos podría representar una amenaza o de lo contrario que nos pueda servir o ser útil en caso de una emergencia. Por ejemplo: La estación de policía más cercana, el cuerpo de bomberos, los centros de salud y las juntas de acción comunal, entre otros.
Una vez estemos realizando el recorrido por nuestra comunidad en compañía
de nuestra familia, identificaremos si existen riesgos potenciales como: 
Ríos.

Restaurantes, discotecas, bodegas o almacenes que puedan ocasionar incendios.

Edificios en construcción o en mal estado, obras en las calles.

La ubicación de los hidrantes de emergencia para así poder dar una buena información al cuerpo de bomberos en caso de ser necesario.